Escrito por Daniel Torres
El mexicano Juan Manuel Márquez obtuvo la victoria más importante de su carrera a los 39 años de edad, al noquear al filipino Manny Pacquiao en el sexto asalto, en una cartelera que presentaba grandes peleas, pero la más importante de todas era el cuarto enfrentamiento entre Márquez y Pacquiao.
El combate fue emocionante de principio a fin, con dos boxeadores que se conocen a cabalidad, con una pequeña ventaja de inicio para el “Pac-Man”, en los primeros dos asaltos, pero Márquez viró la tortilla en el tercero con un explosivo volado de derecha que mandó a Pacquiao a la lona y luego de que recibiera el conteo de protección se mantuvo breve tiempo a la distancia hasta que volvió a atacar al ritmo acostumbrado de rápidas y poderosas combinaciones.
El cuarto fue cerrado, pues en todos los intercambios siempre Márquez respondía en contragolpe y el Pacquiao se ocupaba del ataque sacando la mejor parte en los últimos segundos. En el quinto las acciones fueron a favor de Pacquiao conectando un recto al mentón de Márquez que lo hizo tambalear y poner los guantes en la lona, después del conteo del arbitro, el filipino arreció el ataque provocando cortaduras en la nariz del mexicano y lo asedió hasta el último segundo del asalto.
El sexto fue muy combatido, pero sacando la mejor parte Manny Pacquiao conectando fuertes combinaciones aunque con Juan Manuel Márquez tratando de responder cada una de las agresiones hasta que en el último segundo de este round Márquez conectó un recto en pleno rostro de Pacquiao que lo tiró boca abajo entre las cuerdas, tal como se desplomó Roberto “Mano de Piedra” Durán, al ser derribado por Tomas Hearns o el nocaut que le propinara Sergio “la Maravilla” Martínez a Paul Williams en el segundo round de la revancha que sostuvieron; de esa manera cayó inmóvil por más de un minuto ante el alboroto del público y las lágrimas de la esposa del derrotado, mientras que la euforia por el triunfo de la esquina de “el Dinamita” Márquez, comandado por el entrenador Nacho Veristain, saltaban dentro del cuadrilátero a celebrar la gran hazaña. Por otro lado la esquina de Pacquiao hizo lo propio para reanimar al su pupilo.